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Cruise y General Motors suspenden el servicio de Taxis Autónomos por un atropello

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La noticia de que la compañía Cruise, especializada en taxis de conducción autónoma, retirará temporalmente 950 de sus vehículos de las calles de San Francisco para actualizar su software y mejorar la respuesta ante situaciones como el incidente del pasado 2 de octubre es un recordatorio de la importancia de la responsabilidad en el desarrollo de la tecnología de conducción autónoma. Este incidente, en el que un peatón fue atropellado por un conductor que posteriormente huyó de la escena, seguido por un taxi autónomo de Cruise que no pudo evitar el segundo atropello, arroja luz sobre los desafíos que enfrenta esta industria en su búsqueda de la seguridad y confiabilidad.

Es innegable que la conducción autónoma tiene el potencial de revolucionar la forma en que nos desplazamos y reducir significativamente los accidentes de tráfico. Los sistemas de conducción autónoma están diseñados para ser más precisos y reaccionar más rápidamente que los conductores humanos en la mayoría de las situaciones. Sin embargo, como este incidente demuestra, todavía existen desafíos significativos que deben abordarse antes de que esta tecnología pueda desplegarse ampliamente en nuestras ciudades.

La situación del peatón atropellado por dos vehículos consecutivamente, primero por un conductor y luego por un taxi autónomo, plantea preguntas sobre la capacidad de estos sistemas para lidiar con situaciones inusuales y caóticas en la carretera. En un escenario donde el primer conductor se da a la fuga, un conductor humano podría haber reaccionado de manera similar, pero ¿Qué debería esperarse de un vehículo autónomo en una situación tan compleja?

La empresa Cruise reconoce fallos en sus sistemas

Cruise ha reconocido un fallo en su «subsistema de detección de colisiones del software Cruise Automated Driving System» como la causa del segundo atropello, lo que subraya la necesidad de un riguroso desarrollo y pruebas de estos sistemas antes de su implementación. La seguridad de los peatones y otros usuarios de la vía pública debe ser la máxima prioridad de las empresas que trabajan en la conducción autónoma.

Este incidente no es un caso aislado para Cruise. La empresa también enfrenta investigaciones relacionadas con incidentes previos en los que sus taxis autónomos no cedieron el paso a peatones en zonas donde deberían haberlo hecho. La respuesta de las autoridades, como la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras de Estados Unidos (NHTSA), es un recordatorio de que la regulación y la supervisión son fundamentales para garantizar la seguridad en esta industria.

La decisión de Cruise de retirar temporalmente sus vehículos autónomos de las vías públicas para llevar a cabo actualizaciones y revisiones demuestra su compromiso con la seguridad y la mejora continua. Es alentador ver que la empresa toma la iniciativa y colabora con las autoridades para abordar estos problemas. Sin embargo, esto plantea la pregunta de cuánta responsabilidad deben asumir las empresas que desarrollan tecnología de conducción autónoma.

La tecnología de conducción autónoma es un campo en constante evolución, y es comprensible que surjan desafíos en el camino. Sin embargo, las empresas deben asumir la responsabilidad de garantizar que sus sistemas sean seguros y confiables antes de ponerlos en servicio público. Esto no solo implica pruebas exhaustivas, sino también una comunicación clara con el público y la cooperación con las autoridades reguladoras.

La suspensión temporal de los planes de producción del nuevo vehículo autónomo por parte de General Motors y sus socios, en espera de conocer el alcance real de la retirada de la licencia de los taxis autónomos de Cruise en California, es una respuesta prudente a la incertidumbre que rodea a esta tecnología en este momento.

En resumen, el incidente con Cruise subraya la importancia de la responsabilidad y la supervisión en la conducción autónoma. Si bien esta tecnología tiene un gran potencial, no debe apresurarse su implementación a expensas de la seguridad pública. Es un recordatorio de que, en la búsqueda de la automatización en la conducción, la seguridad debe ser siempre la máxima prioridad.

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